Tuesday, April 13, 2010

La Monarquia Episcopal En la Iglesia de Roma

El Episcopado como forma de Gobierno en el II Siglo.


La monarquía episcopal en la iglesia de Roma (y las demás) como algo que no se vio sino ya después de 140-150 DC. Todo esto para explicar que no había un papa exclusivo en Roma sino que los apóstoles dejaron una pluralidad de ancianos en las iglesias. Las implicaciones: si no hay un episcopado monárquico en la iglesia de Roma antes de 140-150 d.c., significa que no tenemos bases para decir que había un sucesor exclusivo de Pedro en Roma el cual reclamaba tener jurisdicción sobre la iglesia universal. Más aun en los siglos tercero, cuarto o quinto todavía no se entiende el concepto del papado en la manera que la ICR de ahora lo entiende.

La Due (escolar católico) dice acerca del episcopado monárquico en Roma:

“…Se piensa que Hegesippus construyo la lista de obispos romanos desde Pedro hasta Anicetus, o encontró tal lista y la incluyo en sus memorias las cuales se han perdido desde entonces. Eusebio cita de Hegesippus: “Al llegar a Roma yo junte la sucesión hasta Anicetus, Eleutherus quien fuese su diacono; Anicetus siendo sucedido por Soter y el por Eleutherus.”

Hegesippus aparentemente sintió que copilando una lista continua de obispos quienes entregaron la revelación de Cristo-una generación a la otra en cada una de las mayores iglesias apostólicas-el podría efectivamente garantizar la autenticidad de las doctrinas de la Iglesia. La certificación de esta entrega sin interrupción del mensaje autentico de Jesús en la iglesia de Roma, la iglesia de Pedro y Pablo, era ciertamente crucial, y este es aparentemente la contribución de Hegesippus. Aunque el objeto de sus esfuerzos fue digno de alabar, la validez histórica de la lista Romana es dudosa porque ahora es generalmente aceptado que el episcopado monárquico en roma no se origino antes de 140-150n D.C. La noción de sucesión apostólica, sin embargo, estaba claramente cambiando del énfasis sobre la enseñanza autentica, la cual fue entregada de generación a generación, a la lista de maestros (obispos)-uno sucediendo al otro en una cadena continua. Los nombres antes de Anicetus que Hegesippus enumero-personas como Linus, Clemente, Evaristus, Telesphorus, etc.-fueron en toda probabilidad figuras históricas quienes fueron en una forma u otra presbíteros-obispos prominentes en la congregación Romana. Sin embargo, posicionarlos a ellos en una lista continua de cabezas monarcas desde Pedro hasta Anicetus no es justificable históricamente.

(La Silla de Pedro, Historia del Papado, La Due, William J. 1999. P.26)

Otro escolar, Geoffrey Barraclough, habla de este periodo en la historia de la iglesia:

El historiador que trata a través del tiempo buscar su camino hacia los origines de la iglesia Romana, encuentra muy pocos hechos y muchas conjeturas. El historiador es confrontado con mitos y tradiciones de tiempos mas tarde, pero una total falta de escritos contemporáneos… Hay buena evidencia que había cristianos dentro de la comunidad Judía en Roma ya para DC 49. Es certero que Pablo visito y predico allí cerca AD 61-63, y probable -aunque la evidencia directa falta- que fue ejecutado allí en DC 67. La mayoría de escolares, Protestantes y Católicos, creen que St. Pedro también predico en Roma y murió casi en el mismo tiempo que Pablo. Pero este concepto es basado en una tradición más tarde, primero claramente articulada por Ireneo y Dionisio de Corintio (170 DC). .. En todo esto, no hay indicación que la comunidad cristiana en Roma fuese presidida por un solo obispo… los primeros cristianos eran comunidades pequeñas, unidos por fe y amor fraternal…dentro de cada congregación, sin duda, pocos hombres –predicadores distinguidos o recién convertidos- eran elegidos como “lideres” y “presbíteros”…fue únicamente en la segunda mitad del segundo siglo que los grados en la jerarquía fueron definidos y diferenciados y el obispo se reconoció como el único líder de su congregación. (Barraclough, Geoffrey. 1968. The Medieval Papacy. p 13).

También Barraclough continúa:

Es en este contexto en el cual el obispo de Roma debe considerarse. La idea de sucesión apostólica fue, por supuesto, en ninguna manera identificada con Roma. Habían muchas otras iglesias – Jerusalén, Antioquia, Éfeso, Esmirna, Filipenses, Corintios- los cuales reclamaban descendencia de uno o mas apóstoles; y Alejandría no fue lenta en unirse a los rangos apropiando a Marcos como su fundador. Ireneo y Tertuliano no estaban argumentando a favor de Roma; su interés fue acertar autoridad episcopal como tal, no autoridad papal o la autoridad del obispo de Roma. Antioquia y Corintio también, como Roma, reclamaban a S. Pedro como fundador. Pero Roma fue la una iglesia apostólica en el Oeste en el imperio Romano, y, tal vez porque ambos vinieron del Oeste, no hay duda que Ireneo y Tertuliano ambos pusieron un énfasis especial en Roma. Ireneo, en un pasaje ambiguo, discutible y disputable, escribió de la “principalidad más poderosa” de la iglesia de Roma, con la cual otras iglesias deberían estar en harmonía. (Barraclough, Geoffrey. 1968. The Medieval Papacy. p 15).


Con relación en la primacía de la iglesia de Roma en el 5to siglo, el escolar Ortodoxo Meyen-dorff concluye:

Hoy en día hay cierto acuerdo en un punto: si era o no por origen divino, la primacía Romana, como existía en el siglo V, era ya el resultado de un desarrollo - un desarrollo el cual continuo a través de los primeros anos en la edad media para alcanzar su apogeo con las reformas Gregorianas al final del siglo XI. ..La tradición cristiana más temprana asociaba el origen y prestigio de la Iglesia Romana con la predicación y el martirio de los dos apóstoles, Pedro y Pablo, no exclusivamente de Pedro. Peregrinajes ad limina apostolorum (en plural) contribuyo a esto, e indica que la autoridad de Roma no era derivada de las palabras de Cristo hacia Pedro en una forma exclusiva. Es la doctrina de Cipriano de Cartago, quien había singularizado a Pedro como el modelo del ministerio episcopal, lo cual probablemente ayudo a crear la noción que el obispo de Roma derivaba, no solamente su episcopado, pero su autoridad de Pedro solamente y exclusivamente. Pero en realidad, la opinión de Cipriano acerca de la “Silla de Pedro (cathedra Petri)” era que esta pertenecía no solamente al obispo de Roma, pero a cada obispo dentro de cada comunidad. De esta forma Cipriano no uso el argumento de la Primacía Romana, pero la de su propia autoridad como “sucesor de Pedro” en Cartago (Esto es visto en su argumento acerca de la unidad de la Iglesia Universal donde no se menciona a Roma).

(Meyendorff, John. 1989. Imperial Unity and Christian Divisions; S. Vladimir Seminary Press, p59-61)

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